sábado, 4 de febrero de 2012

Ismael Quintana

Nacido el 3 de junio de 1937, en Ponce, Ismael Quintana se convirtió en el primer miembro de su familia que optó por desempeñarse en una rama del arte. Hijo de padres humildes y trabajadores, su progenitor fue marino mercante y su madre costurera, su principal atracción de niño fue el deporte, en particular el béisbol. Sin embargo, cada vez que asistía a alguna fiesta gozaba de bailar y corear las canciones de moda, percibiendo su afición por la canción, su madre lo indujo a tomar clases formales de canto en inglés. Allí aprendió las claves de la entonación que luego le sirvieron para su desempeño como artista. Entretanto, Ismael Quintana seguía cultivando su pasión musical junto a sus amigos. De esa manera fue ganando adeptos como percusionista, porque era, de entre los muchachos de su edad, quien mejor golpeaba las simuladas tumbadoras. Así, una vez se graduó de cuarto año de la escuela superior Samuel Gompers, en 1955, recibió su primera invitación para integrar un conjunto musical. «Todos mis amigos estaban en la banda de la escuela, mientras a mí lo que me gustaba era jugar béisbol, como ellos eran músicos quisieron formar un grupo y me llamaron porque necesitaban un bongosero, me preguntaron si tenía un bongó y les dije que sí porque me gustó la idea, la verdad es que no tenía nada y fui corriendo donde mi mamá y le pedí que me lo comprara». La iniciativa de armar la orquesta fue de uno de sus amigos apodado Baley, quien consiguió la oportunidad de presentarse en un baile en el hotel Belvedere de Nueva York, hasta ese momento, los temas que habían ensayado eran instrumentales, puesto que no contaban con un cantante. «La orquesta era grandísima pero no teníamos a nadie que cantara, no sé que sucedió un día que me dio con soltar el bongó y fui al micrófono, estábamos tocando el bolero «Cómo fue» y lo canté, a los muchachos le gusto y me dijeron que a partir de ese momento iba a ser el cantante oficial del grupo, fue una cosa instantánea». Meses después fue convocado para participar de la orquesta de Ángel Náter, donde derivó mañas y astucias en el arte interpretativo. Con esta agrupación solía presentarse en el hotel Taft, donde se desarrollaban bailes latinos cada dos semanas alternando con las agrupaciones de primer orden en el ambiente. En una ocasión, mientras aguardaba en el hotel recibió el acercamiento de los músicos Chiqui López y Luis Goycochea indicándole que el director Orlando Marín estaba interesado en hacerle una audición. «Fui a la audición y me di cuenta que, en realidad, no estaban interesados en mí y lo que hacían era utilizarme para asustar a su cantante». Aunque esa experiencia quedó en nada, al momento de su prueba estuvo presente el pianista Eddie Palmieri, que entonces trabajaba con la orquesta de Tito Puente, éste lo escuchó con suma atención y tras contemplar su desempeño se dijo para sí: «El día que haga una orquesta, ese muchacho será mi cantante». La carrera artística de Ismael Quintana transcurrió como vocalista de varios cuartetos y quintetos con los que solía presentarse en el Club Campana, que ubicaba en el Bronx, su participación se hizo notar en los grupos de Joe Cariño y Miguel Godreau, con los que interpretaba las canciones que estaban de moda. «Poco a poco empezamos a crear nuestro propio repertorio con boleros, guarachas y merengues. En ese momento conocí la música de Fernando Álvarez, y me encantó. Su trabajo me influyó mucho en mi estilo de cantar». 1957 - 1959 Fue en medio de una de esas presentaciones en el Club Campana que el vocalista conoció a su esposa y con quien se casó el 21 de marzo 1959 y junto a la que ha permanecido por casi cinco décadas. Hasta ese momento, Ismael Quintana andaba por un rumbo separado al de su colega Eddie Palmieri, quien continuaba cosechando frutos como pianista de la banda de Tito Rodríguez. Sin embargo, el denominado «Rumbero del Piano» maquinaba la idea de lanzar su carrera como líder de su propia orquesta y contemplaba cómo habría de escucharse su agrupación con la voz del joven cantante que conoció en medio de una audición con los músicos de Orlando Marín. «No nos conocíamos, aunque habíamos asistido de niño a las mismas escuelas. Pero en esa época yo estaba metido en los deportes, por lo que nunca coincidimos, cuando él (Eddie Palmieri) fue a crear su orquesta llegó a mí por intermedio de unos amigos en común y nos sentamos a hablar». 1960 Fué la primera reunión entre Ismael Quintana y Eddie Palmieri se produjo en casa del hermano del músico, el también pianista Charlie Palmieri, en aquella ocasión se sentaron frente al piano y comenzaron a hurgar entre el repertorio que ambos conocían para «probarse» musicalmente. «No teníamos nada en común, él me decía: ‘Tú conoces este número’, y yo decía, no, le preguntaba por los míos y él tampoco los sabía». El punto de encuentro surgió cuando Eddie Palmieri comenzó a presentarle a su colega sus nuevas composiciones. «Arrancamos con cosa nuevas, al principio, cuando iba a los bailes, lo que hacía era que escribía las letras de los números en un index card y con tape los pegaba en el micrófono, así leía las canciones y cantaba, después le añadimos al repertorio otras cosas que eran números cubanos de la Sonora Matancera». Al paso del tiempo, los salseros comenzaron a unir sus talentos para componer. «Él tenía algunas melodías y yo le ayudaba con las letras». Para Ismael Quintana, la idea de integrar la nueva orquesta de Eddie Palmieri, denominda La Perfecta, representó una de sus más importantes oportunidades profesionales, «un escalón». Conocía de sobra del talento del músico, quien para entonces se había destacado por su participación en la orquesta de Tito Rodríguez, así como con su trabajo acompañando, en ocasiones, a Vicentico Valdés y Jonnie Seguí. Cuenta el cantante que su experiencia con el pianista fue «su universidad», allí, junto a una batería de músicos de primer orden, curtió su talento en la interpretación y aprendió a tocar maracas, una distinción importante para los grandes cantantes. «En esa orquesta aprendí mucho de (los instrumentistas) Many Oquendo, Tommy López, Mike Collazo, Barry Rogers, Chocolate Almenteros y Vitín Paz. Fueron mis maestros, no podría haber tenido mejor influencia que ésa, cuando comenzamos con Eddie y La Perfecta fue una cosa muy linda porque, contrario a otras orquestas, estuvimos trabajando mucho tiempo antes de grabar, éramos bastante populares en el ambiente porque el sonido de la orquesta tuvo un impacto tremendo con la gente y todavía no habíamos grabado nada». El despegue musical de La Perfecta se logró gracias a la articulación de un sonido diferente al de las charangas, que estaban de moda a principios de 1960, la propuesta de Eddie Palmieri, por su parte, reemplazó la combinación sonora de violines con flauta, clásica combinación charanguera, por dos trombones y flauta, en un ejercicio innovador. «Hicimos algunas cosas en charanga pero nuestro sonido era completamente diferente a lo que había. Nuestra creatividad fue la razón por la que triunfamos. Teníamos dos orquestas en una porque lo mismo tocábamos charanga que música afrocaribeña». 1961 La mágica combinación de Ismael Quintana y Eddie Palmieri quedó consignada en la primera grabación de la orquesta, lanzada al mercado en noviembre por el sello Alegre bajo el título de «Eddie Palmieri and his conjunto La Pefecta», la producción incluyó los temas «Conmigo», «Isla preciosa», «Mi guajira», «Ritmo caliente», «Cachita» y «Bailaré tu son», entre otros. 1962 Apareció el segundo disco de la agrupación, «El molestoso», recordado por sus temas «Así es la humanidad», «Lázaro y su micrófono», «Contento estoy», «Yo sin ti» y «No critiques». 1963 A este álbum le siguió «Lo que traigo es sabroso», que incluyó, entre otros, uno de los más grandes éxitos en la carrera de Ismael Quintana, «Muñeca». 1964 El catálogo discográfico del binomio continuó con la producción de «Echando pa’ lante». 1965 Su primer trabajo para el sello Tico Records, que antecedió a la publicación «Azúcar pa’ ti». En el ínterin, Ismael Quintana, a quien todos admiraban por la calidez de su voz, comenzó a ser solicitado por otros artistas para trabajar en sus producciones como corista. Una de esas primeras colaboraciones fue junto al músico José Calderón («Joe Cuba»), para la grabación del disco «Las canciones que mi mamá no me enseñó», en este proyecto la voz de Ismael Quintana se hizo escuchar en las melodías «Préstame la olla», «El pirulí», «Ella sola se engancha» y «Amarra los perros del curro». La melodiosa voz del intérprete de «Adoración» se fundió a la perfección con la cadencia rítmica que destilaba la fuerza del sonido de la agrupación, en el ambiente musical, la pareja se instituyó como una de las más aclamadas y sus discos se convirtieron en favoritos de los melómanos. Producciones como «Mambo con conga es mozambique», continuó mostrando la capacidad de innovación de Eddie Palmieri y el esplendor que tomaban sus trabajos en voz de Ismael Quintana, a quien todos nombraban «Pat». 1966 Su saga de producciones discográficas continuó con «Molasses». 1967 Participó en el disco «New Sound in Latin Jazz», con la orquesta de Vladimir Vassilieff, compartiendo la parte vocal con Felo Brito. 1968 «Champagne». 1969 «Justicia», como parte de sus colaboraciones con otras orquestas, su voz volvió a escucharse en una producción junto al trombonista Johnny Colón, en la que interpretó la canción «New York mambo». 1970 «Superimposition». «Soy bien fiel y a menos que no fuera con él no me interesaba participar con más nadie, en la casa discográfica United Artist me hicieron una oferta para grabar un disco, aunque siempre me mantuve fiel a Eddie, estuve siempre grabando cosas con mucha gente hasta que un día Ralph Mercado y Rey Avilés se me acercan y me ofrecieron grabar, yo hablé con Eddie y él no tuvo problemas, lo vio como algo lógico entre nosotros y algo de lo que yo me podía beneficiar». De esa manera, y dejando las puertas abiertas en la orquesta de su colega, Ismael Quintana decidió aceptar la invitación y firmó con la empresa United Artist. 1971 Su primera producción en solitario fue «Punto y aparte», que contó con la colaboración de Charlie Palmieri y Javier Vázquez en los arreglos musicales, el disco incluyó, entre otros, los temas «La oportunidad», «Bomba de fiesta», «Divina mujer» y «El maltrato», todas de la inspiración del cantante. 1972 Luego realizó el álbum «Dos imágenes», con arreglos de Louie Ramírez, Javier Vázquez y Héctor Garrido. Algunas de sus melodías fueron «Serenata con sabor», «Hijo de Yemayá», «Boboquivari», «Montuno le traigo» y «Vacilo con tumbao», esta última del compositor Tite Curet Alonso. 1973 Ismael Quintana comenzó a realizar presentaciones acompañado de la orquesta de Luis Cruz, fue el inicio de un nuevo periodo en su carrera que comenzó a florecer, aunque su presencia y su voz nunca se desligaron del éxito alcanzado junto al denominado «Rumbero del Piano». Ese mismo año, el salsero recibió una invitación de Johnny Pacheco y Jerry Masucci para formar parte del equipo musical de Fania. «Ellos me hablaron y me pidieron que firmara con su disco y yo no sabía si eso era buena idea o no, Jerry Masucci me ofreció producir mis discos y seleccionar a los músicos que quisiera para acompañarme porque quería grabarme, antes de todo, lo primero que me pidió fue que participara en el concierto que tenían planificado celebrar en el Yankee Stadium, y yo acepté». Para esa ocasión, el empresario le recomendó que interpretara un número de su propia inspiración, que de inmediato recibió el tratamiento musical del maestro Bobby Valentín y que se llamó «Mi debilidad». En ese momento, Ismael Quintana, que era una gran personalidad del ambiente musical afrocaribeño, lució por primera vez su voz junto al cónclave de estrellas salseras más importantes de la época, en el evento más impactante celebrado por Fania. Cuenta que uno de sus álbumes favoritos es «Sentido», grabado con Eddie Palmieri y que incluye canciones como «Puerto Rico», «No pienses así», «Condiciones que existen», «Adoración» y «Cosas del alma». 1974 A partir de entonces, apareció su primera producción con Fania, consignada en la subsidiaria Vaya Records, de título homónimo y en la que colaboraron Papo Lucca, Bobby Valentín, Johnny Pacheco, Barry Rogers y Héctor «Bomberito» Zarzuela, entre otras figuras. 1976 Su relación con la discográfica salsera continuó con «Lo que estoy viviendo». 1977 «Amor, vida y sentimiento». 1979 «Jessica». Ismael «PAT» Quintana posee una de las voces más privilegiadas del cancionero salsero, su trabajo ha brillado lo mismo en la interpretación de melodías cadenciosas y colmadas de fuerza rítmica como en la vocalización de temas amorosos en tiempo de bolero. Aun cuando tuvo el talento para despuntar como líder de su propia agrupación, nunca consideró la idea, en parte, por su fidelidad a la orquesta de Eddie Palmieri junto a la que ha trabajado desde 1960 y por su confesa renuencia a liderear con músicos. «Nunca hice una orquesta porque no me pareció buena esa movida, soy muy responsable y vi los problemas que suceden con los músicos y las orquestas y nunca quise quedar mal con nadie». De esa manera, el tiem po que el artista laboró como solista sólo se hizo acompañar de otras agrupaciones, en cambio, en sus casi 50 años de historia artística, nunca ha abandonado su relación con Eddie Palmieri al punto de ser considerado por el músico como «el mejor cantante» con el que ha trabajado. «Soy parte de su vida, fui su cantante original, el que más ha hecho cosas con él y el que más he compuesto temas con él». A pesar de que el vocalista logró posicionarse con éxito en las lides musicales, supo hábilmente dividir su tiempo entre su oficio de cantante y otros desempeños laborales. «Nunca me dediqué completamente a la música, en todo ese tiempo hice trabajo de relaciones públicas con una firma dental, fui tronero de hierro y trabajé en el Departamento de Recibimiento de supermercado, de donde me retiré en 2002. Hice todas esas cosas porque me casé muy joven y tuve un hijo, y la responsabilidad de mantener mi hogar era prioritario y quería algo más estable». 1983 Graba su disco junto a Papo Lucca «Quintana y Papo, mucho talento». Actualmente reside en el estado de Colorado (Estados Unidos) junto a su familia. Ismael Quintana, que ha compuesto alrededor de 30 canciones, ha cultivado una extensa discografía que es catalogada por los expertos como una de las más importantes en la salsa. Gracias a mi amigo Luis Cruz un periodista añejo que contribuye con esta información de una de las leyendas de la salsa.

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