sábado, 4 de febrero de 2012

Ismael Quintana

Nacido el 3 de junio de 1937, en Ponce, Ismael Quintana se convirtió en el primer miembro de su familia que optó por desempeñarse en una rama del arte. Hijo de padres humildes y trabajadores, su progenitor fue marino mercante y su madre costurera, su principal atracción de niño fue el deporte, en particular el béisbol. Sin embargo, cada vez que asistía a alguna fiesta gozaba de bailar y corear las canciones de moda, percibiendo su afición por la canción, su madre lo indujo a tomar clases formales de canto en inglés. Allí aprendió las claves de la entonación que luego le sirvieron para su desempeño como artista. Entretanto, Ismael Quintana seguía cultivando su pasión musical junto a sus amigos. De esa manera fue ganando adeptos como percusionista, porque era, de entre los muchachos de su edad, quien mejor golpeaba las simuladas tumbadoras. Así, una vez se graduó de cuarto año de la escuela superior Samuel Gompers, en 1955, recibió su primera invitación para integrar un conjunto musical. «Todos mis amigos estaban en la banda de la escuela, mientras a mí lo que me gustaba era jugar béisbol, como ellos eran músicos quisieron formar un grupo y me llamaron porque necesitaban un bongosero, me preguntaron si tenía un bongó y les dije que sí porque me gustó la idea, la verdad es que no tenía nada y fui corriendo donde mi mamá y le pedí que me lo comprara». La iniciativa de armar la orquesta fue de uno de sus amigos apodado Baley, quien consiguió la oportunidad de presentarse en un baile en el hotel Belvedere de Nueva York, hasta ese momento, los temas que habían ensayado eran instrumentales, puesto que no contaban con un cantante. «La orquesta era grandísima pero no teníamos a nadie que cantara, no sé que sucedió un día que me dio con soltar el bongó y fui al micrófono, estábamos tocando el bolero «Cómo fue» y lo canté, a los muchachos le gusto y me dijeron que a partir de ese momento iba a ser el cantante oficial del grupo, fue una cosa instantánea». Meses después fue convocado para participar de la orquesta de Ángel Náter, donde derivó mañas y astucias en el arte interpretativo. Con esta agrupación solía presentarse en el hotel Taft, donde se desarrollaban bailes latinos cada dos semanas alternando con las agrupaciones de primer orden en el ambiente. En una ocasión, mientras aguardaba en el hotel recibió el acercamiento de los músicos Chiqui López y Luis Goycochea indicándole que el director Orlando Marín estaba interesado en hacerle una audición. «Fui a la audición y me di cuenta que, en realidad, no estaban interesados en mí y lo que hacían era utilizarme para asustar a su cantante». Aunque esa experiencia quedó en nada, al momento de su prueba estuvo presente el pianista Eddie Palmieri, que entonces trabajaba con la orquesta de Tito Puente, éste lo escuchó con suma atención y tras contemplar su desempeño se dijo para sí: «El día que haga una orquesta, ese muchacho será mi cantante». La carrera artística de Ismael Quintana transcurrió como vocalista de varios cuartetos y quintetos con los que solía presentarse en el Club Campana, que ubicaba en el Bronx, su participación se hizo notar en los grupos de Joe Cariño y Miguel Godreau, con los que interpretaba las canciones que estaban de moda. «Poco a poco empezamos a crear nuestro propio repertorio con boleros, guarachas y merengues. En ese momento conocí la música de Fernando Álvarez, y me encantó. Su trabajo me influyó mucho en mi estilo de cantar». 1957 - 1959 Fue en medio de una de esas presentaciones en el Club Campana que el vocalista conoció a su esposa y con quien se casó el 21 de marzo 1959 y junto a la que ha permanecido por casi cinco décadas. Hasta ese momento, Ismael Quintana andaba por un rumbo separado al de su colega Eddie Palmieri, quien continuaba cosechando frutos como pianista de la banda de Tito Rodríguez. Sin embargo, el denominado «Rumbero del Piano» maquinaba la idea de lanzar su carrera como líder de su propia orquesta y contemplaba cómo habría de escucharse su agrupación con la voz del joven cantante que conoció en medio de una audición con los músicos de Orlando Marín. «No nos conocíamos, aunque habíamos asistido de niño a las mismas escuelas. Pero en esa época yo estaba metido en los deportes, por lo que nunca coincidimos, cuando él (Eddie Palmieri) fue a crear su orquesta llegó a mí por intermedio de unos amigos en común y nos sentamos a hablar». 1960 Fué la primera reunión entre Ismael Quintana y Eddie Palmieri se produjo en casa del hermano del músico, el también pianista Charlie Palmieri, en aquella ocasión se sentaron frente al piano y comenzaron a hurgar entre el repertorio que ambos conocían para «probarse» musicalmente. «No teníamos nada en común, él me decía: ‘Tú conoces este número’, y yo decía, no, le preguntaba por los míos y él tampoco los sabía». El punto de encuentro surgió cuando Eddie Palmieri comenzó a presentarle a su colega sus nuevas composiciones. «Arrancamos con cosa nuevas, al principio, cuando iba a los bailes, lo que hacía era que escribía las letras de los números en un index card y con tape los pegaba en el micrófono, así leía las canciones y cantaba, después le añadimos al repertorio otras cosas que eran números cubanos de la Sonora Matancera». Al paso del tiempo, los salseros comenzaron a unir sus talentos para componer. «Él tenía algunas melodías y yo le ayudaba con las letras». Para Ismael Quintana, la idea de integrar la nueva orquesta de Eddie Palmieri, denominda La Perfecta, representó una de sus más importantes oportunidades profesionales, «un escalón». Conocía de sobra del talento del músico, quien para entonces se había destacado por su participación en la orquesta de Tito Rodríguez, así como con su trabajo acompañando, en ocasiones, a Vicentico Valdés y Jonnie Seguí. Cuenta el cantante que su experiencia con el pianista fue «su universidad», allí, junto a una batería de músicos de primer orden, curtió su talento en la interpretación y aprendió a tocar maracas, una distinción importante para los grandes cantantes. «En esa orquesta aprendí mucho de (los instrumentistas) Many Oquendo, Tommy López, Mike Collazo, Barry Rogers, Chocolate Almenteros y Vitín Paz. Fueron mis maestros, no podría haber tenido mejor influencia que ésa, cuando comenzamos con Eddie y La Perfecta fue una cosa muy linda porque, contrario a otras orquestas, estuvimos trabajando mucho tiempo antes de grabar, éramos bastante populares en el ambiente porque el sonido de la orquesta tuvo un impacto tremendo con la gente y todavía no habíamos grabado nada». El despegue musical de La Perfecta se logró gracias a la articulación de un sonido diferente al de las charangas, que estaban de moda a principios de 1960, la propuesta de Eddie Palmieri, por su parte, reemplazó la combinación sonora de violines con flauta, clásica combinación charanguera, por dos trombones y flauta, en un ejercicio innovador. «Hicimos algunas cosas en charanga pero nuestro sonido era completamente diferente a lo que había. Nuestra creatividad fue la razón por la que triunfamos. Teníamos dos orquestas en una porque lo mismo tocábamos charanga que música afrocaribeña». 1961 La mágica combinación de Ismael Quintana y Eddie Palmieri quedó consignada en la primera grabación de la orquesta, lanzada al mercado en noviembre por el sello Alegre bajo el título de «Eddie Palmieri and his conjunto La Pefecta», la producción incluyó los temas «Conmigo», «Isla preciosa», «Mi guajira», «Ritmo caliente», «Cachita» y «Bailaré tu son», entre otros. 1962 Apareció el segundo disco de la agrupación, «El molestoso», recordado por sus temas «Así es la humanidad», «Lázaro y su micrófono», «Contento estoy», «Yo sin ti» y «No critiques». 1963 A este álbum le siguió «Lo que traigo es sabroso», que incluyó, entre otros, uno de los más grandes éxitos en la carrera de Ismael Quintana, «Muñeca». 1964 El catálogo discográfico del binomio continuó con la producción de «Echando pa’ lante». 1965 Su primer trabajo para el sello Tico Records, que antecedió a la publicación «Azúcar pa’ ti». En el ínterin, Ismael Quintana, a quien todos admiraban por la calidez de su voz, comenzó a ser solicitado por otros artistas para trabajar en sus producciones como corista. Una de esas primeras colaboraciones fue junto al músico José Calderón («Joe Cuba»), para la grabación del disco «Las canciones que mi mamá no me enseñó», en este proyecto la voz de Ismael Quintana se hizo escuchar en las melodías «Préstame la olla», «El pirulí», «Ella sola se engancha» y «Amarra los perros del curro». La melodiosa voz del intérprete de «Adoración» se fundió a la perfección con la cadencia rítmica que destilaba la fuerza del sonido de la agrupación, en el ambiente musical, la pareja se instituyó como una de las más aclamadas y sus discos se convirtieron en favoritos de los melómanos. Producciones como «Mambo con conga es mozambique», continuó mostrando la capacidad de innovación de Eddie Palmieri y el esplendor que tomaban sus trabajos en voz de Ismael Quintana, a quien todos nombraban «Pat». 1966 Su saga de producciones discográficas continuó con «Molasses». 1967 Participó en el disco «New Sound in Latin Jazz», con la orquesta de Vladimir Vassilieff, compartiendo la parte vocal con Felo Brito. 1968 «Champagne». 1969 «Justicia», como parte de sus colaboraciones con otras orquestas, su voz volvió a escucharse en una producción junto al trombonista Johnny Colón, en la que interpretó la canción «New York mambo». 1970 «Superimposition». «Soy bien fiel y a menos que no fuera con él no me interesaba participar con más nadie, en la casa discográfica United Artist me hicieron una oferta para grabar un disco, aunque siempre me mantuve fiel a Eddie, estuve siempre grabando cosas con mucha gente hasta que un día Ralph Mercado y Rey Avilés se me acercan y me ofrecieron grabar, yo hablé con Eddie y él no tuvo problemas, lo vio como algo lógico entre nosotros y algo de lo que yo me podía beneficiar». De esa manera, y dejando las puertas abiertas en la orquesta de su colega, Ismael Quintana decidió aceptar la invitación y firmó con la empresa United Artist. 1971 Su primera producción en solitario fue «Punto y aparte», que contó con la colaboración de Charlie Palmieri y Javier Vázquez en los arreglos musicales, el disco incluyó, entre otros, los temas «La oportunidad», «Bomba de fiesta», «Divina mujer» y «El maltrato», todas de la inspiración del cantante. 1972 Luego realizó el álbum «Dos imágenes», con arreglos de Louie Ramírez, Javier Vázquez y Héctor Garrido. Algunas de sus melodías fueron «Serenata con sabor», «Hijo de Yemayá», «Boboquivari», «Montuno le traigo» y «Vacilo con tumbao», esta última del compositor Tite Curet Alonso. 1973 Ismael Quintana comenzó a realizar presentaciones acompañado de la orquesta de Luis Cruz, fue el inicio de un nuevo periodo en su carrera que comenzó a florecer, aunque su presencia y su voz nunca se desligaron del éxito alcanzado junto al denominado «Rumbero del Piano». Ese mismo año, el salsero recibió una invitación de Johnny Pacheco y Jerry Masucci para formar parte del equipo musical de Fania. «Ellos me hablaron y me pidieron que firmara con su disco y yo no sabía si eso era buena idea o no, Jerry Masucci me ofreció producir mis discos y seleccionar a los músicos que quisiera para acompañarme porque quería grabarme, antes de todo, lo primero que me pidió fue que participara en el concierto que tenían planificado celebrar en el Yankee Stadium, y yo acepté». Para esa ocasión, el empresario le recomendó que interpretara un número de su propia inspiración, que de inmediato recibió el tratamiento musical del maestro Bobby Valentín y que se llamó «Mi debilidad». En ese momento, Ismael Quintana, que era una gran personalidad del ambiente musical afrocaribeño, lució por primera vez su voz junto al cónclave de estrellas salseras más importantes de la época, en el evento más impactante celebrado por Fania. Cuenta que uno de sus álbumes favoritos es «Sentido», grabado con Eddie Palmieri y que incluye canciones como «Puerto Rico», «No pienses así», «Condiciones que existen», «Adoración» y «Cosas del alma». 1974 A partir de entonces, apareció su primera producción con Fania, consignada en la subsidiaria Vaya Records, de título homónimo y en la que colaboraron Papo Lucca, Bobby Valentín, Johnny Pacheco, Barry Rogers y Héctor «Bomberito» Zarzuela, entre otras figuras. 1976 Su relación con la discográfica salsera continuó con «Lo que estoy viviendo». 1977 «Amor, vida y sentimiento». 1979 «Jessica». Ismael «PAT» Quintana posee una de las voces más privilegiadas del cancionero salsero, su trabajo ha brillado lo mismo en la interpretación de melodías cadenciosas y colmadas de fuerza rítmica como en la vocalización de temas amorosos en tiempo de bolero. Aun cuando tuvo el talento para despuntar como líder de su propia agrupación, nunca consideró la idea, en parte, por su fidelidad a la orquesta de Eddie Palmieri junto a la que ha trabajado desde 1960 y por su confesa renuencia a liderear con músicos. «Nunca hice una orquesta porque no me pareció buena esa movida, soy muy responsable y vi los problemas que suceden con los músicos y las orquestas y nunca quise quedar mal con nadie». De esa manera, el tiem po que el artista laboró como solista sólo se hizo acompañar de otras agrupaciones, en cambio, en sus casi 50 años de historia artística, nunca ha abandonado su relación con Eddie Palmieri al punto de ser considerado por el músico como «el mejor cantante» con el que ha trabajado. «Soy parte de su vida, fui su cantante original, el que más ha hecho cosas con él y el que más he compuesto temas con él». A pesar de que el vocalista logró posicionarse con éxito en las lides musicales, supo hábilmente dividir su tiempo entre su oficio de cantante y otros desempeños laborales. «Nunca me dediqué completamente a la música, en todo ese tiempo hice trabajo de relaciones públicas con una firma dental, fui tronero de hierro y trabajé en el Departamento de Recibimiento de supermercado, de donde me retiré en 2002. Hice todas esas cosas porque me casé muy joven y tuve un hijo, y la responsabilidad de mantener mi hogar era prioritario y quería algo más estable». 1983 Graba su disco junto a Papo Lucca «Quintana y Papo, mucho talento». Actualmente reside en el estado de Colorado (Estados Unidos) junto a su familia. Ismael Quintana, que ha compuesto alrededor de 30 canciones, ha cultivado una extensa discografía que es catalogada por los expertos como una de las más importantes en la salsa. Gracias a mi amigo Luis Cruz un periodista añejo que contribuye con esta información de una de las leyendas de la salsa.

Cheo Feliciano

Cantante Fecha de nacimiento: 3 de julio de 1935 Lugar: Ponce, Puerto Rico José Luis Feliciano Vega dio sus primeros pasos en el arte como estudiante de la Escuela Libre de Música Juan Morel Campos de su ciudad natal, Ponce. El sonero en ciernes se trasladó junto a su familia a la ciudad de Nueva York cuando tenía 17 años. En esta ciudad sus comienzos profesionales fueron como percusionista profesional con la agrupación "Ciro Rimac's Review". Luego trabajó como "bandboy" de la orquesta de Tito Rodríguez, como conguero del Conjunto Marianaxi de Luis Cruz y como percusionista con la orquesta de Kako y su Trabuco. Feliciano deseaba ser conguero pero el destino conspiró en su contra. En una ocasión mientras trabajaba para Tito Rodríguez, los músicos de la orquesta le dijeron al intérprete que Cheo cantaba y este inmediatamente le dio la oportunidad de cantar con su orquesta en el Palladium de Nueva York. Eso ocurrió en 1955. Por recomendación de Tito Rodríguez, audicionó y fue aceptado en el sexteto de Joe Cuba como cantante. Su debut profesional fue el 5 de octubre de 1957, el mismo día que contrajo matrimonio. La canción con la que debutó, "Perfidia". Con Joe Cuba estuvo 10 años y grabó 17 discos. Canciones como "A la seis", "Como ríen", "El pito (I'll Never Go Back to Georgia)" y "El ratón", creación del propio Feliciano, enmarcaron sus años en el famoso sexteto, época que fue seguida por una de dos años con la orquesta de Eddie Palmieri que culminó en 1969. Luego de un retiro de tres años, su carrera discográfica se reactivó en 1972 con una histórica grabación titulada "Cheo". Rompiendo todos los récords de ventas, la producción realizada para el sello "Vaya" le anotó éxitos como "Anacaona", "Mi triste problema", "Pa' que afinquen" y "Si por mí llueve". Con esta producción recibió numerosos premios incluyendo el "Front Page" del diario Daily News de Nueva York. Sus años de grabaciones con el sello Fania le dieron éxitos como "Amada mía", "Juguete", "Salomé", "Los entierros de mi gente pobre" y "Juan Albañil". Además como parte de los Fania All Stars participó en la primera ópera de salsa, "Hommy". En la década del 80, Cheo incursionó como productor independiente de discos con su compañía Coche Records. De 1984 a 1995 grabó cincos discos para su sello discográfico. Luego comenzó a grabar con RMM Records. En 1985 se convirtió en el primer cantante de música tropical en cantar en el Teatro Amira de la Rosa en Barranquilla, Colombia, y en Puerto Rico en 1987 incursionó como actor al encarnar al padre del famoso pelotero Roberto Clemente en la obra musical "Clemente" protagonizada por el actor y declamador de poesía negrista Julio Axel Landrón. A principios de los 90 realizó proyectos de importancia como la producción "Los feelings de Cheo" que marcó una nueva etapa en la vida del cantante en los boleros. Además hizo dos grabaciones con la Rondalla Venezolana y su presentación en La Habana, donde grabó el compacto "Cheo en Cuba". En 1990 le rindieron homenaje en el decimotercero Festival de Salsa Winston y en 1991, después de 22 años, se reencontró con Eddie Palmieri en un histórico concierto celebrado en el Poliedro de Caracas, Venezuela. A las puertas del año 2000 Cheo editó una destacada producción titulada "Mil voces, mil recuerdos". En la misma el artista rindió homenaje a figuras como Tito Rodríguez, Ismael Rivera, Frankie Ruiz, Mon Rivera, Gilberto Monroig, Santitos Colón, Daniel Santos, Felipe Pirela, Héctor Lavoe y Beny Moré. La producción, que contó con el apoyo de Louis García, fue escogida como una de las 20 grabaciones más sobresalientes de 1999 por la Fundación Nacional para la Cultura Popular. En 2002 el ponceño regresó a los estantes de las tiendas de discos con una nueva propuesta: “Cheo en la intimidad”. Reconocimientos Homenaje Senado de Puerto Rico (1984,1999) Búho de oro ­ Panamá (1979,1985) Hijo honorífico de la ciudad de Ponce (1982) Copa de oro ­ Venezuela (1975) Daily News Front Page Award ­ "Best Latin Vocalist" (1977) Latin New York Magazine ­ Artista más popular (1976) Discografía principal Cheo/ Vaya Records (1971) La voz sensual de Cheo/ Vaya (1972) With a Little Help From my Friend/ Vaya (1973) Felicidades/ Vaya (1973) Looking for Love/ Vaya (1974) The Singer/ Vaya (1976) Cheo's Rainbow/ Vaya (1976) Mi tierra y yo/ Vaya (1977) Estampas/ Vaya (1979) Sentimiento, tú/ Vaya (1980) Profundo/ Vaya (1982) 25 años de sentimiento/ Coche Records (1984) Regresa el amor/ Coche (1985) Sabor y sentimiento/ Coche (1987) Te regalo mi sabor criollo/ Coche (1987) Como tú lo pediste/ Coche (1988) Los "feelings" de Cheo/ RMM Records (1990) Cantando/ RMM (1991)- Yo soy con Gilberto Santa Rosa Motivos (1994) Pinceladas navideñas (1998 Una voz, mil recuerdos/ RMM (1999) Soñar (con la Rondalla Venezolana ) Le cantan al amor (con la Rondalla Venezolana) Un solo beso (con Armando Manzanero) Cheo en La Habana Cheo en la intimidad (2002) Discografía alterna Champagne/ Eddie Palmieri (Tico, 1968) Fania All Stars Live Vol. I y II(Fania, 1971) Impacto Crea: Solamente (Vaya, 1972) Our Latin Thing (Fania, 1972) Impacto Crea: Cobarde (Vaya, 1973) Hommy (Fania, 1973) Fania All Stars Live: Latin-Soul-Rock (1974) Fania All Stars Live at the Yankee Stadium (Fania, 1975) Fania All Stars Tribute to Tito Rodríguez (Fania, 1976) Salsa (banda sonora) (Fania, 1976) Fania All Stars: Commitment (Fania, 1980) Fania All Stars Latin Connection (Fania, 1981) Eddie Palmieri: Cantan Cheo y Quintana (Bárbaro, 1981) Artistas puertorriqueños: Música para el silencio (AP, 1985) Los soneros de Ponce/ MP (1990) {con Ismael Quintana} Combinación perfecta (RMM, 1994) Tropical Tribute to the Beatles (1996) Live Concert Series (2002) Romántico (2004)

Miguelito Cuní

Hablar de la música popular cubana y no mencionar a Miguel Arcángel Conill, sería un olvido irreparable, por cuanto él representó una parte importante de la historia de ese género musical cubano. Encontrándome en los primeros años de mi juventud, desde mi pequeño pueblo, yo escuchaba cantar a aquel intérprete que me deleitaba con su voz, desde un son hasta un bolero. Así transcurrió el tiempo “Ese que unas veces nos da alegrías y otras nos las niega,” nos encontrábamos en nuestra capital, Miguelito y este comentarista. Cerca de mi pueblo había una familia de apellido Cuní. Entonces para yo poder sostener una conversación con aquel cantante que admiraba desde joven le pregunté, si él tenía parentesco con aquella familia -y él me contestó,- “no joven yo no soy Cuni, mi apellido es Conill.” Este encuentro se produce en la estación Radio Salas, donde yo actuaba con el trío de Luisito Pla y sus guaracheros que no nos conocía nadie, y él cantaba con el conjunto de Arsenio Rodríguez, una de las agrupaciones más famosas de Cuba. Finalizado los tiempos de Radio Salas, las dos agrupaciones tomaron distintos rumbos, aunque yo nunca perdí el contacto con aquel conjunto ni sus trasmisiones. Pasaron los años y formé un grupo al estilo de Arsenio o parecido y es así que volvemos a coincidir Miguelito y nosotros. Ya en este tiempo me di cuenta la importancia de la voz del pinareño redonda y expresiva al máximo, con calidad y extensión inigualable. Miguel Arcángel Conill, nació en Pinar del Río el 8 de Mayo de 1922, de familia humilde como la mayoría de los cubanos de aquella época. Comenzó el aprendizaje de carpintero, aunque su verdadera vocación era el canto y así lo demostró dando los primeros pasos con la orquesta Yamilé de Rolando Lluiz, más tarde con el sexteto Caridad dirigido por el Niño Rivera, también cantó con la Orquesta de Jacobo Rubalcaba. En el año 1938 se traslada a nuestra capital para incorporarse a la orquesta de Ernesto Muñoz, debutando en la emisora radial “Progreso Cubano,” instalada en la calle Monte cerca de la calle Indio. Más tarde, cantó con la orquesta de Antonio Arcaño. También trabajó en el cabaret Edén Concert y Sans Souci. Actuando con un grupo en la “academia” Sport Antillano situada en la calle Belascoaín y Zanja, conoce al Ciego Maravilloso con quien actúa un tiempo. En el año 1947 se retira del conjunto de Arsenio y se dispone a cumplimentar un contrato para trabajar en los carnavales de Panamá, en este país se mantiene hasta el año 1949. De regreso a Cuba se incorpora al conjunto Los Astros de René Álvarez. Una corta temporada después regresa al grupo de Arsenio Rodríguez, quien en el año 1950 se marcha a los Estados Unidos de Norteamérica y es cuando Félix Chapottín toma el mando y nombre de la famosa agrupación que sigue cosechando triunfos, tan es así que en ese mismo tiempo viajan a Las Antillas Holandesas, y en marzo de 1960 se presentan en el Palladium de New York, según me comenta mi siempre amigo Manuel Villar. Miguelito Cuní en 1978 integra una delegación para actuar en la Antigua Unión Soviética. Acompañado musicalmente por la Orquesta de Música Moderna y dirigida por el eminente músico Armando Romeu González., junto a otros artistas. El frío en ese país ese año rompió todos los records de baja temperatura por tal motivo el intérprete se enfermó y cuando yo me lo encontré en la calle N y 19 frente a la empresa Benny Moré como con veinte libras de menos y muy desmejorado, le pregunté por su estado de salud, me contestó: -Me he sentido muy mal desde que llegué. Tal perece que el cantante sintió posteriormente una mejoría y en 1979 se integra a una lista de músicos estelares para viajar con el nombre de “Areito” a Venezuela. El 31 de Julio de 1982 viaja con el conjunto de Félix Chappottin a la ciudad de México y también por ese tiempo actúan en la película cubana “Nosotros la Música” dirigida por el cineasta Rogelio París. El segundo “Festival del Son” del año de 1980 les fue dedicado a Félix Chapottín y a Miguelito Cuní. En el festival de Varadero del año 1982 se integró un conjunto “todos estrellas”, donde cantaron Pablo Milanés y Miguelito Cuní, el bien creado bolero “Convergencia”. Es bueno señalar que acoplar dos voces en esa obra, y en tiempo de son no es nada fácil y además como yo la escuché resulta más difícil todavía. Por primera vez Pablito lo canta con la voz prima, y Miguelito la voz segunda, después del puente que se repite el número, Miguelito lo canta de primo y Pablito la voz segunda, quiero significar que en las dos ocasiones el dúo quedó estelar. Nada –cosas que tienen las estrellas. Quisiera aclarar que la letra de Convergencia es de un amigo que ya no está, se trata de Bienvenido Julián Gutiérrez uno de los primeros compositores que yo conocí, y la melodía la creó Marcelino Guerra que no tuve la satisfacción de conocer. Algunas obras grabadas por Miguelito Cuní: Guaguancó en la Habana, Guaguancó, Lázaro Prieto La Maruga, son montuno, Ramón Cisneros. Cantando, cha cha cha, Miguelito Cuní Nos estamos alejando, Bolero, Luís Martínez Griñán El pájaro y el cazador, son montuno, Félix Alfonso. No hay amor sin caridad, son montuno, Ramón Cisneros. Solo tuya es mi vida, Bolero, Alberto Barreto. Te han mentido, Bolero, Jacinto Ledo Con maña se rompe, son montuno, Félix Amaro Igualita que tu, son montuno, Ramón Cisneros. Mi propia sangre, Bolero, Jesús Guerra Viejo socarrón, son montuno, Luis Martínez Griñán Yo sí como candela, son montuno, Félix Chapottín Esto si se llama querer, Bolero, Luis Martínez Griñán Convergencia, Bolero, Guerra y Gutiérrez El carbonero, son montuno, Iván Fernández A manera de información queremos aclarar que el son montuno, “El quimbombó,” obra creada por Luis Griñán Camacho se la están adjudicando a Luis Martínez Griñan. Este son montuno ha sido uno de los más populares del sonero pinareño, Miguelito Cuní-- pensamos que sea por el parecido de los nombres-- Miguel Arcángel Conill. La voz fuerte en el guaguancó, dulce y agradable en el son, y romántica en los boleros se apagó el 3 de Marzo de 1984 en la ciudad de La Habana.

Rafael Cortijo

Percusionista, Compositor y Director Fecha de nacimiento: 11 de diciembre de 1928 Lugar: Parada 21, Santurce, Puerto Rico Falleció el 3 de octubre de 1982 en Santurce, Puerto Rico En el diccionario de la música afroantillana, el nombre de Rafael Cortijo es sinónimo de leyenda. Una de sus figuras cumbres y más veneradas. Líder de una de las organizaciones rítmicas más admiradas durante la segunda mitad del Siglo 20: Cortijo y Su Combo. Maestro del tambor caribeño. Inspirador de dos generaciones de cultores de la rumba y de los puertorriqueñísimos ritmos de bomba y plena. Este personaje irrepetible, de origen muy humilde, era hijo de Juan Cortijo Clemente y Juan Verdejo, quienes también procrearon a Francisco, Cecilia, Rosa y Gilberto. Contaba 11 años cuando el trompetista Paulino Flores lo introdujo al fascinante universo de la música caribeña enseñándole lo elemental en la ejecución del bongó. En lo sucesivo, sin maestro, aprendió a ejecutar el timbal, las tumbadoras – o congas – y algunos acordes en la guitarra. A los 14 emprendió su carrera musical uniéndose, como bongosero, al Conjunto Hermanas Soustache (1943-1944). Posteriormente (1944-1947) figuró en el Conjunto Monterrey, de Monchito Muley y Juan Palm «Mentoquín». Durante el período 1947-1953 trabajó de manera alternada con las orquestas de Frank Madera, Armando Castro, Augusto Coén y Miguelito Miranda, así como con la Sonora Boricua de Daniel Santos y los conjuntos acompañantes de Bobby Capó, Myrta Silva, Ruth Fernández y Miguelito Valdés, culminando aquella etapa con el dirigido por el pianista Mario Román en La Riviera Night Club, en el Viejo San Juan. En 1954 fundó el que sería legendario conjunto orquestal Cortijo y Su Combo, formando una mancuerna con el cantante Ismael Rivera que, a lo largo de siete años, causó sensación en toda la cuenca del Caribe y plazas hispanas de Estados Unidos. Tan brillante fue la trayectoria de este colectivo que, naturalmente, merece capítulo aparte. Luego de protagonizar junto a «El Sonero Mayor» aquel importante capítulo en la historia de la música afroantillana, Rafael Cortijo prosiguió su actividad artística frente a una nueva agrupación. En diversas etapas, casi siempre por requerimientos – o accediendo a simples sugerencias – de los productores discográficos, identificó a su banda con diferentes nombres. Durante su paso por Tico Records, por ejemplo, se promocionó como Cortijo y Su Bonche, aunque al realizar dos reencuentros con el gran «Maelo» en los álbumes “Bienvenido / Welcome!” (SLP-1140) en 1966 y “Con todos los hierros” (LP-1158) en 1967, retomó el que lo hizo famoso: Cortijo y Su Combo. Los vocalistas Lysedia Sanjurjo, Roberto Angleró, Luis «Che» Delgado y Vitín Meléndez figuraron en su nómina durante aque lustro. “Sorongo” (SLP-1170 – grabado en 1967); “Ahí na má / Put It There!” (SLP-1196) – con el excelente sonero panameño Camilo Azuquita y los boricuas Nacho Sanabria y Marvin Santiago (1969) – y “Pa’ los caseríos” (1970), jamás perderían vigencia en la preferencia de los salseros de la mata. Inmediatamente después, e incorporó al catálogo de Ansonia Records, a cuyo catálogo abonó dos producciones identificándose con su nombre original: “Noche de temporal” (SALP-1476) en 1970 y “Cortijo y Su Combo, Vol. 2" (SALP-1481) en 1971. Sin embargo, en el interín compartió crédito estelar con el no menos prestigioso percusionista Francisco «Kako» Bastar en otro álbum que alcanzaría categoría de clásico: “Ritmos y cantos callejeros” (SALP-1477), grabado en el estudio Bellone, en Manhattan, el 7 de mayo de 1970. El excelentísimo Chivirico Dávila tuvo a su cargo las vocalizaciones. Al vincularse al sello West Side Latino, de Arturo Sáiz, comenzó a venderse como Rafael Cortijo y Su Orquesta. A este período pertenece el álbum “Cortijo con Las Siete Potencias” (LP-2035), editado en 1974, en el que destaca el talentoso sonero Junior Córdova. Precisamente de ese mismo año data su álbum-debut bajo el amparo de la entonces recién creada etiqueta Coco Records, de Harvey Averne: “Juntos otra vez” (CLP-113), que marcó su tercer reencuentro con Ismael Rivera y se grabó “en vivo” durante el concierto que reunió a los miembros del grupo que se hizo célebre – sería incorrecto llamarlos “los originales” – en el Coliseo Roberto Clemente, el 25 de junio. Tal disco se editó en agosto. En lo sucesivo, la banda se promocionó brevemente como Cortijo y La Máquina del Tiempo. Fueron sus siguientes producciones: “Time Machine” (1974); “Campions” (1975) y “Caballo de hierro” (1977), cuya dirección musical recayó en Charlie Palmieri. Ya para entonces Fe Cortijo brillaba como su cantante estelar. Sus dos últimas grabaciones las realizó en Puerto Rico, pues aunque pasó prolongadas temporadas en su patria, hasta entonces su centro de operaciones oficial era Nueva York. La primera se titula “El sueño del maestro” (Tierrazo, TLP-008), producida por Frank Ferrer en 1980. Fe Cortijo e Ismael Rivera, hijo, fueron los vocalistas de este disco, en el que se presenta al grupo como Rafael Cortijo y Su Orquesta. Incluyó las piezas “Elena, Elena” y “Gotas de veneno”, que significaron sus últimos éxitos. En la segunda, “Cortijo bailable” (Velvet/Golden Stereo 6012), cuya dirección compartieron Ray Santos y Louie García, volvió a ser Cortijo y Su Combo. Se editó pocos meses antes de su deceso. Víctima de cáncer pancreático, Rafael cortijo Verdejo falleció en el hogar que compartía con su hermana Rosa, en el apartamento 313 del Edificio 15 en el Residencial Público Luis Lloréns Torres, en Santurce, el 3 de octubre de 1982. Su sepelio, efectuado en el Cementerio de Villa Palmeras el día 6, constituyó una impresionante manifestación de duelo popular: sobre 15,000 admiradores asistieron a darle el último adiós. Inspirado en aquellas emotivas escenas, el novelista Edgardo Rodríguez Juliá escribió su elogiada obra “El entierro de Cortijo” (1983). Además de su hija adoptiva y cantante de su orquesta Fe Julia, le sobrevivieron dos biológicos: Rafael «Timbe» (n. en 1975) y Zoila Rosa (n. en 1976). Miguel López Ortiz Fundación Nacional para la Cultura Popular Lista parcial y cronológico de los intérpretes de sus composiciones – Grabadas por Cortijo y Su Combo en voz de Ismael Rivera: “El chivo de la campana” (Seeco, 1958); “Entra, mujer” y “Sebastiana”, guarachas (Mar-Vela, 1959); la plena “Ramona” y la bomba “Yo soy del campo” (Gema, 1960) y “Agua que va caer” (Tico, 1976). En voz de Roy Rosario: “Amarra la cadena” (Seeco, 1958). Con Kako, en voz de Chivirico Dávila: “Compay Sapo”, plena (Ansonia, 1970). Con su orquesta en voces de Fe Cortijo e Ismael Rivera, hijo: “Cirilo Sánchez” y “Gotas de veneno” (Tierrazo, 1980). Carlos Montiel: “La bomba” (Adria, 1960). Súper Combo Caracas: “Sebastiana” y “Compay Sapo” (Karibe, 1974). Ismael Rivera & Los Cachimbos: “A bailar mi bomba” (Tico, 1980). Marvin Santiago: “Al son de la lata baila el chorizo” (TH, 1980). Ismael Rivera, hijo: “Bambulé” (Sony Music, 1991). Los Hijos de la Salsa: “Soy del campo” (LHS, 1985).

Ismael "Maelo" Rivera, Trovador del sentimiento popular

Ismael "Maelo" Rivera es un personaje imprescindible en nuestra historia cultural por establecer nuevas tendencias en la música puertorriqueña. Bautizado como el "Sonero Mayor" por el cubano Benny Moré, es recordado porque como cantante gozaba de unas virtudes sin igual, con un dominio ejemplar de la clave, un buen fraseo y un maravilloso arte de la improvisación. Uno de sus grandes méritos fue transformar las formas de nuestro canto popular al ritmo de su "Maquinolandera" y su "Arrecotín arrecotán", con un sentimiento callejero que dignificó a "Las caras lindas" de nuestra gente negra y pobre. Su trayectoria nos dejó un legado que trasciende la maravilla de sus interpretaciones, consignadas en "Las tumbas", "La Perla", "Colobó", "La soledad" y "Las ingratitudes". La historia de un juglar ejemplar Nacido el 5 de octubre de 1931, en Santurce, Ismael Rivera debutó en 1954 como cantante profesional junto a la Orquesta Panamericana del maestro Lito Peña. Su primer éxito fue "Chacha in blue", aunque se recuerda más por su interpretación de "Charlatán". En 1955 se une a El Combo de Rafael Cortijo, su amigo y compadre, y se coloca como una de las mejores voces de nuestro país con sus majestuosas vocalizaciones de "El bombón de Elena" y "El negro bembón", haciendo bailar a todos "Con la punta del pie", siempre con un peculiar "Saoco" que sólo podía disfrutarse con "Tambores africanos". Con el Combo de Cortijo permanece hasta el 1962 cuando, de regreso a la Isla después de una gira musical por Panamá, es ingresado a una prisión en Lexington, Kentuky, al ser acusado junto a Rafael Cortijo de posesión de drogas. Ambos cumplieron 4 años de cárcel. A su salida de prisión, en 1966, se reintegra a la agrupación de Cortijo y graba los discos "Bienvenido" (1966) y "Con todos los hierros" (1967). Pero sus deseos de explorar otros rumbos lo llevaron a instalarse en la ciudad de Nueva York, donde originó, a finales de la década, su banda Los Cachimbos, con la que grabó 11 discos. Su próximo junte musical con su compadre fue el 25 de junio de 1974, en un concierto celebrado en San Juan con los integrantes originales del Combo. El encuentro derivó el álbum "Juntos otra vez", que fue reeditado en 1982 con el nombre de "Ismael Rivera: Sonero Número 1". Recordado por su grito de "ecuajei", Maelo nos regaló un repertorio musical maravilloso que transita varios géneros caribeños, matizados con una línea temática diversa y que hoy son una discografía inmortal que es referencia obligada para el estudio de la música popular puertorriqueña. Sus melodías contaron historias, como "Micaela", "Juan José", "La hija de la vecina", "Perico", "Madame Calalú", "La gata montesa", "Los apuros de Miguel", "La sazón de abuela" y "El pilón de Tomasa". Su voz le cantó a "Borinquen" y también hubo expresiones románticas como "Tonto del amor", "Lágrimas puras", "Besitos de coco", "Dueña de mi inspiración" y "Ella no merece un llanto". Fue un perpetuo intérprete del más sincero sentimiento popular. Destacado por su capacidad interpretativa y audaz en el tránsito rítmico, convirtió sus vocalizaciones en joyas. Al momento de su muerte, el 13 de mayo de 1987 a los 56 años de edad, había descendido en fama, aunque su presencia musical siempre gozó de la veneración de los melómanos. Su trayectoria artística se elevó como nunca, engrandecida por el recuerdo de los miles de puertorriqueños que todavía cantan "Mi negrita me espera", "Incomprendido", "Oriza", "Perfume de rosas", "Cúcala", "El chivo", "Cara de payaso", "Mi libertad eres tú", "La llaman solita", "Dime por qué", "Hasta mañana", "Traigo salsa", "El pañuelito", "De todas maneras rosas", "Hola" y "Lo dejé llorando", entre otras. La herencia que nos deja la figura de Ismael Rivera supera los límites que conforma nuestro pentagrama, llegando a ser digno representante de la elevación de nuestra herencia africana, justo en el momento en que el país disfrutaba de la magna revolución racial que colocó los nombres de Roberto Clemente y Peruchín Cepeda en la cúspide la fama. Antes de cantante, Ismael Rivera fue limpiabotas y albañil. Desde niño construía instrumentos rudimentarios para alborotar por el vecindario. En 1952 ingresó al ejército y fue licenciado por no hablar inglés. Su salida de la Orquesta Panamericana fue por un lío de faldas. Inició su participación en el Combo de Cortijo cobrando $32.80 semanales, una cantidad menor a los $55.00 que ganaba como albañil. Dos de sus interpretaciones más famosas, "Maquinolandera" y "Las ingratitudes", fueron escritas por su madre, Margarita Rivera García ("Doña Margó"). En Nueva York, cantó con Tito Puente y grabó un disco para el sello Fania, convirtiéndose en 1979 en el artista mejor pagado por esa casa disquera junto a Celia Cruz. En su carrera llegó a acumular una fortuna de $3 millones. La muerte de Rafael Cortijo, el día de su cumpleaños en el año 1982, le afectó al extremo de perder la voz y se dice que desde ese día no volvió a ser el mismo. En 1983 no pudo cantar más tras sufrir cáncer en la garganta. Antes de morir, disfrutó de un homenaje que le prepararon en el coliseo "Roberto Clemente". Fue fiel devoto del Cristo Negro de Portobelo, a quien dedicó la canción "El Nazareno", escrita para él por su amigo Henry Dávila. Bobby Capó le escribió el tema "Las Tumbas". Fue el mejor intérprete de Tite Curet Alonso. Murió la tarde del miércoles 13 de mayo de 1987, en su casa, sentado en una silla y sobre el hombro de su madre. "Meribelemba" En 1948 Ismael Rivera era conguero del Conjunto Monterrey dirigido por Monchito Muley, en el que Cortijo era bongocero. Como sonero, Maelo no versaba en un espacio fijo, sino que soneaba encima de las voces del coro y siempre en clave. Gozaba de un dominio instintivo de la clave con un uso extenso de la polirrítmia. Fue autor de las frases "maribelemba", "ecuajey" y "sacude zapato viejo". Compuso el tema "Besito de Coco" que popularizó Celia Cruz. Fue autor de "Sola vaya", "Arrecotin arrecotán", "Amor salvaje", "Aquí estoy, ya yo llegué", "La cumbita", "Mi libertad eres tú" y "El que no sufre no vive". Grabó un tema soul, "Yo no quiero que te enamores", en el disco "Soy feliz" (1975). En 1981 fue la sensación del concierto de Bob Marley y sus Wailers, en París y ante la expectación de 75,000 personas. Fue el primer cantante negro de música popular en aparecer en televisión y en una producción cinematográfica nacional: "Maruja" (1959), seguido por su participación en el filme italo-francés "Calypso" y la cinta italiana "Mujeres en la noche". Trascendencia de El Sonero MayorÁlbum de recuerdos Historia de la salsa Ismael Rivera (5 de octubre de 1931 – 13 de mayo 1987) De niño fue limpiabotas y de joven albañil. Antes de cantante, Ismael Rivera fue el conguero del Conjunto Monterrey dirigido por Monchito Muley, en 1948. Rafael Cortijo era el bongosero. De la mano de Rafael Cortijo, Ismael Rivera debuta profesionalmente en 1954 como cantante en la Orquesta Panamericana, dirigida por Lito Peña. Ese mismo año (1954) acepta la invitación de su compadre Rafael Cortijo para grabar "El bombón de Elena", en el disco "Cortijo y su Combo: Invites you to dance". Luego de "El bombón de Elena", Ismael Rivera graba su primer disco 45 rpm con la Panamericana, el cual incluía los temas "Beautiful Girl" y "Charlatán". En "Beautiful Girl" el sonero canta en inglés, mientras que "Charlatán" fue su primer gran éxito con la Panamericana. Los temas "El bombón de Elena" y "Charlatán" se pegaron en la radio simultáneamente. Ismael Rivera se destacó por su inigualable estilo interpretativo y por contar con un verbo exquisito para la improvisación con un amplio sentido de la clave. Hace varios años, el músico Lito Peña, refiriéndose a Ismael Rivera, comentó, durante una entrevista en el programa "Sábado de bohemia", conducido por Rafi Torres en WKAQ Radio Reloj, que "tan pronto lo conocí me di cuenta que estaba frente a una persona sumamente inteligente". Fue el primer hijo de Margarita Rivera García y Luis Rivera Esquilín. El cantante tuvo cuatro hermanos: Diego, Laura, Ivelisse y Tommy. Su madre, Doña Margó, era natural de Gurabo, y hay quienes afirman que El Sonero Mayor nació en el denominado "Pueblo de las Escaleras" y que cuando apenas tenía meses de nacido se fue a residir a Santurce, donde cosechó su vida. Murió a lo 56 años de edad, al lado de su madre, Doña Margó, en su residencia en la calle Calma de Villa Palmeras.